Pretor 24

La estirpe de la casa Gávarus se remonta incontables milenios y ha sido una constante en el mundo de Castra desde su redescubrimiento por parte del Imperio durante la Gran Pretor 24 ErranteCruzada. Castra, en el sistema Estaban, es un mundo  de escasa pero fértil tierra gobernado por un océano no menos rico en recursos. Sus continentes consisten invariablemente en centros montañosos inexplorados y prácticamente inaccesibles que se extienden miles de kilómetros, alrededor de los cuales estrechas franjas de terreno costero constituyen las únicas zonas habitables del planeta. Los mares de Castra no son salados, por lo que sus mismas costas son terreno fértil y gigantescas barcazas-invernadero navegan siempre evitando los cielos nubosos para que el sol del sistema alimente sus cosechas.

Pero la verdadera importancia de Castra reside en sus estériles montañas de roca desnuda y sus yacimientos minerales. Tal es así que los primeros colonos que pilotaron los trajes de caballero fueron los más reverenciados, pues tenían el poder de abrir minas en un abrir y cerrar de ojos. Siglos después, las minas a cielo abierto en los límites exteriores de las cordilleras son ahora las entradas a una intrincada red de túneles socavados de forma constante, siempre en busca de la siguiente veta mineral. Así, los caballeros pasaron a convertirse en los protectores del pueblo.

Veinticuatro caballeros formaban la modesta casa Gávarus, todos miembros de la aristocracia de Castra. Se hacían llamar Los Pretores y residían en lujosas residencias a gran altura en los riscos. La montaña sobre la que se edifica cada residencia había sido excavada para cobijar la armadura de su pretor y desde la capital del planeta el gobernante de la casa, que ostentaba el titulo de Alto Cónsul, lideraba a sus caballeros en combate y participaba en el consejo del gobernador planetario. Incluso hay quien dice que la casa Gávarus poseía el control efectivo de su zona del planeta, pues el gobernador no se atrevía a contrariar a los Pretores de Castra y el lucrativo comercio con el mundo forja del sistema Estaban, al cual la casa Gávarus estaba indisolublemente ligada, mantenía un suministro constante de recursos.

Se sospecha que este importante poder en manos de una casa menor de caballeros fue lo que provocó su exterminio. La casa Raven había solicitado la ayuda de todos los caballeros que pudieran asistirles en su defensa de Koloxis contra una formidable flota-enjambre tiránida que amenazaba con extenderse hacia Ultramar. Con los Ultramarines enzarzados en una lucha por detener a una segunda flota-enjambre, Koloxis y sus legiones skitarii eran primordiales en la defensa de su flanco este.

Los veinticuatro Pretores de Castra se movilizaron en auxilio de la casa Raven. Acostumbrados a desenvolverse contra las cordilleras de Castra, las murallas de las ciudades-fundición de Koloxis eran para ellos como moverse en su hogar. El asalto de los tiránidos era desmesurado; las baterías antiaéreas disparaban hasta fundirse para detener el masivo asalto de criaturas aladas y esporas micéticas y la infantería se atrincheraba incluso en el exterior de las murallas para maximizar el número de armas que detuvieran los interminables ataques terrestres. El asedio fue repelido por las legiones skitarii apoyadas por los caballeros, pero la defensa empezó a flaquear cuando entraron en liza gargantuescas criaturas del tamaño de titanes de batalla.

Pretor 24Nada más ver a dos de estos monstruos en el horizonte, el Alto Cónsul Salonias, enfrascado en primera línea, dio orden a sus caballeros de cambiar de formación, organizando grupos de caballeros clase Gallardo apoyados por sus hermanos de clase Errante. Los primeros deberían embestir a aquellos colosos una vez los segundos hubieran perforado su caparazón con sus cañones termales. Cuando los caballeros de la casa Gávarus avanzaron para hacerles frente lejos de las murallas, los caballeros de la casa Raven inexplicablemente se replegaron, dejando a los Pretores de Castra solos ante sus dos formidables oponentes. En lugar de retroceder, Salonias siguió adelante con su estrategia encabezando una de las formaciones en su armadura Errante, el Escudo Imperial.

Desde la segunda línea, los Paladines y Cruzados abrieron fuego a larga distancia, pero sus armas sólo conseguían requemar la cobertura blindada de aquellos seres sin causarles daño mientras que los escudos iónicos de los caballeros apenas podían contener las andanadas de las gigantescas armas simbiontes. Cuando se produjo el encuentro, a sólo unos kilómetros de las murallas de la fundición, las espadas sierra segadoras y puños atronadores provocaban daños más considerables en las gigantescas masas de carne y quitina pero no los suficientes para detenerlos. Uno a uno, los caballeros empezaron a caer bajo demoledores golpes o simplemente arrollados por el avance de los tiránidos.

Al percatarse de que no estaban logrando abatir a aquellas monstruosidades, Salonius ordenó cargar al resto de sus caballeros, encabezando él mismo el asalto. Tras haber calculado el ritmo de movimiento de las criaturas, lanzó un tajo de espectacular precisión que cercenó las patas de todo el flanco de una de aquellas criaturas haciéndola volcar contra el segundo monstruo. Por desgracia, el Alto Cónsul quedó aplastado entre ambos antes de poder apartarse, y segundos después su reactor detonó- Al alcanzar la onda expansiva los depósitos de munición bioexplosiva albergados en el interior de las criaturas, la explosión resultante pudo verse desde el espacio, arrasó con todos los caballeros de la casa Gávarus y abrió un boquete de kilómetros de diámetro en el enjambre alienígena, situación que la casa Raven y los skitarii aprovecharon para volver a salir de las murallas de la ciudad y rematar al enemigo. Gracias a aquella acción, la ciudad pudo proseguir ininterrumpidamente su producción de armas y munición para otros frentes.

El caballero al mando de las fuerzas de la casa Raven, Macrus Voghen, declaró que el exterminio de la casa Gávarus había sido causado por la temeraria ineptitud de su estrategia, mientras que los familiares de los caballeros caídos culparon a la casa Raven de cobardía y de no querer arriesgarse a atacar a los tiránidos a corto alcance, afirmando que de haber avanzado los Raven junto a ellos su potencia de fuego combinada habría permitido destruir a aquellas colosales criaturas con muchas menos pérdidas. La casa Gávarus podía haberse retirado también, pero ello habría dejado las murallas de la ciudad expuestas al asalto de unas criaturas que muy posiblemente habrían podido derruirlas en cuestión de minutos. Se rumorea que Voghen se refirió a la pérdida de los caballeros Gávarus en los siguientes términos: «la casa Raven tiene caballeros de sobra para asumir el control de Castra, no se echarán de menos veinticuatro caballeros menores».

El magistral golpe con que Salonius abatió a dos biotitanes a costa de su propia vida pasó desapercibido con la muerte de todos los testigos cercanos.

Pretor 24Una vez repelido el ataque tiránido, las familias de la casa Gávarus debieron aceptar cada una a un caballero Raven mediante matrimonios pactados. Los Pretores de Castra fueron reemplazados por aquellos caballeros que les habían abandonado en combate. No obstante, un año después de tan nefasto suceso, un caballero solitario sin escudo ni emblema se unió a la defensa de los Ultramarines contra la flota-enjambre tiránida. En la placa pectoral de este desconocido se leía sólo «Pretor 24». El vigésimo cuarto pretor de la casa Gávarus murió junto con el resto de sus camaradas en Koloxis, por lo que se cree que este caballero procede de alguna de sus familias y que eligió este nombre en honor de los veinticuatro Pretores de Castra para así mantener viva su memoria. No se descarta que sea un descendiente en busca de venganza contra los caballeros de la casa Raven por su cobarde arrogancia y la codiciosa usurpación de su mundo, motivo por el cual los Raven desconfían de este solitario.

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