Campaña de Vigilus I – A través de la tormenta

Con la salida del tomo Vigilus Defiant y su edición de coleccionista se ha dado a conocer una buena parte de los acontecimientos transcurridos en este sector del universo de Warhammer 40.000. Esta nueva campaña aporta no sólo datos sobre la desesperada situación del Imperium, sino también sobre otras muchas revelaciones como el paso de Marneus Calgar por el Rubicón Primaris (la peligrosa transición de marine espacial tradicional a marine primaris).

NihilusVigilusDefiantEste libro aporta información sobre el mundo imperial de Vigilus, epicentro del conflicto. Desde que la Gran Fisura, la Cicatrix Maledictum, partió el universo conocido por la Humanidad en dos sólo ha habido dos puntos de relativa seguridad por los que cruzar de una mitad del Imperium a la otra, y Vigilus está justo en uno de ellos. Situado cerca del Ojo del Terror, en el Imperium Nihilus, es el otro extremo de un corredor disforme llamado el Guantelete Nachmund que se extiende hasta el planeta Sangua Terra, en el Imperium Sanctus. Quien controle ambos mundos controlará las dos mitades de ese punto de la galaxia. Quien desestabilice sólo uno podrá sumirla en el caos.

Asediado por tres frentes, los asaltos Orkos, las incursiones Aeldari y las maquinaciones de los Cultos Genestealer han hecho que múltiples facciones del Imperio de la Humanidad dediquen sus recursos y denodados esfuerzos por salvar a Vigilus y su población tanto de sus enemigos como de la incompetencia de sus gobernantes. Por desgracia, una cita de Marneus Calgar refleja bien la situación: todo lo ocurrido hasta ahora no ha sido más que la obertura, el crescendo aún está por llegar.

Vigilus Desafiante

El libro conforma una lectura más que recomendable para cualquier aficionado al trasfondo de Warhammer 40.000 y a las partidas temáticas, en las que representar eventos, batallas y situaciones que dan forma a este universo. Se incluye una amplia selección de misiones para jugar, entornos de batalla y reglas para representar la amplia campaña de Vigilus hasta el momento. Además, incluye una novedad para el sistema de juego más tradicional: las formaciones, ahora llamadas Destacamentos Especialistas.

Muy lejos de las reglas que en mi opinión echaron a perder la 7ª edición, las formaciones se presentan ahora como un conjunto de estratagemas, reliquias, rasgos de señor de la guerra y en algunos casos poderes psíquicos que pueden asignarse a un destacamento. Al coste de Puntos de Mando, un destacamento puede convertirse en Destacamento Especialista, con lo que ciertas unidades del destacamento recibirán la Clave correspondiente del mismo. Ello les dará acceso a equiparse con las reliquias, elegir los rasgos de señor de la guerra y utilizar las estratagemas propias de esa formación. Se trata de un sistema sencillo y muy específico que obligará al jugador a elegir bien las unidades de su ejército si quiere sacarle provecho, pero a diferencia de lo que ocurría en 7ª las ventajas son mucho menos abrumadoras y, lo más importante de todo, no son gratuitas.

Por supuesto, no puedo dejar de mencionar la participación de los Caballeros Imperiales en este conflicto. Si bien están lejos del foco principal de los acontecimientos, hay varias situaciones en las que han tienen un papel protagonista.

La Carga hacia la Leyenda

Muy cerca del extremo norte del Guantelete Nachmund, el mundo caballero de Dharrovar es sede de una ancestral dinastía de estos colosos. Bajo el mando de su actual líder, el rey Kaligius, Dharrovar ha resistido las calamidades provocadas por la Gran Fisura del mismo modo que sobrevivió durante los milenios previos a la instauración del Imperio: aislándose. La cautela se había convertido en paranoia, lo cual posiblemente no fuera la peor de las ideas para conservar su mundo, pero condenaba a los mundos vecinos a la ausencia de sus caballeros y la protección que podrían proporcionar. Ni siquiera aquellos que buscaban refugio o aprovisionamiento eran bienvenidos en Dharrovar, y sólo aquellas naves que pasaran de largo su órbita podían estar seguras de que no serían atacadas. Conforme Kaligius se volvía más y más obsesivo por mantener su mundo libre de la corrupción exterior, su mandato se volvió más digno de un tirano que de un alto rey. Debido a esta actitud, el Imperio declaró Excommunicate Traitoris a Kaligius, una severa acusación que habría de ser resuelta cuando el conflicto de Vigilus amainase, si es que lo hacía.

Buena muestra de la desaprobación que Kaligius causaba entre los suyos es que muchos Caballeros de su Casa prefirieron el exilio a permanecer impasibles ante la suerte de sus vecinos. Tras pasar por el Ritual del Desarraigado, todo un contingente de ellos eligió nuevos colores y partió rumbo a Vigilus para unirse a la lucha bajo el mando de un joven idealista llamado Joren Vanaklimptas, que rechazaba la política de pasividad de sus mayores.

Este contingente resultó vital para proteger la colmena de Mortwald de los constantes ataques mecanizados orkos, pero los Caballeros repetían constantemente su exigencia de llevar la batalla a las Ciudades de Chatarra de los pielesverdes, negándose a librar una guerra defensiva como aquella que habían rechazado mantener en su propio mundo. Finalmente, el capitán de los Puños Imperiales al mando de las defensas de Mortwald, Dravastis Fane, autorizó el ataque. En lo que se dio en llamar la Carga hacia la Leyenda, los Desarraigados de Dharrovar lanzaron una brutal ofensiva que cambió las tornas en ese punto del conflicto, atravesando las filas de ingenios orkos como una estampida de bestias de adamantio. Los fuertes Tanke Chorreante y el Cráter de Drogzot fueron arrasados, mermando considerablemente la capacidad orka para seguir forzando las defensas de Mortwald al menos durante un tiempo, pero cuando Fane dio orden a los Desarraigados de regresar para reabastecerse, éstos la desoyeron, forzando su avance más y más en territorio enemigo como poseídos por un ansia de batalla que no podía saciarse. Los Caballeros de la Casa Terryn destacados en Mortwald intentaron seguirles para darles cobertura, pero los guerreros de Dharrovar se negaron a dar un solo paso atrás.

A los ojos de muchos de sus aliados imperiales, la Carga hacia la Leyenda fue una búsqueda de gloria ciega y sin sentido.

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